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¿Cómo se relacionan mis acciones habituales con mi alimentación?

Finalmente, solo queda dar ejemplo de cómo nuestros hábitos influencian en gran medida nuestra alimentación. Imagina lo siguiente, cada vez que una persona se dirige hacia su casa por la noche come un snack. Cuando esto ocurre por primera vez, un vinculo mental es creado entre el ambiente (dirigirse a casa) y la respuesta (comer un snack), y cada vez que se repite este escenario con la misma respuesta este vinculo se fortalece al grado de hacer que dirigirse a casa detona el deseo de comer un snack en automático.


Un estudio observo que aproximadamente tomamos 200 decisiones relacionado con nuestra alimentación en un día. Pero lo mas importante es que la mayoría de estas decisiones se hacen de manera automática o habitual, lo que significa que, en su mayoría, comemos sin tomar conciencia plena o reflexionando sobre lo que comemos y como nos sentimos al comerlo. Como resultado, la acción habitual o automática relacionada con nuestra alimentación, se interpone ante la intención de cambio cuando se busca adquirir un nuevo estilo de vida.


Esto es común y se entiende en parte como un mecanismo para reducir la carga total de decisiones que se tienen que tomar cada día, de tal forma que depender de las respuestas automáticas que se han programado con anterioridad, es un medio para facilitar el día a día.


Entender esta parte de la interacción que tenemos con nuestra alimentación no quiere decir que es una guerra perdida, pero si que se requiere de estrategias y apoyo para poder instaurar nuevos hábitos que permitan mantenernos conscientes de lo que comemos y como nos sentimos después de consumir los alimentos que decidimos comer.



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