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El fósforo en la enfermedad renal crónica ¿Porqué debemos restringirlo?


¿QUÉ ES EL FÓSFORO?


El fósforo es un mineral de vital importancia para nuestro cuerpo debido a que interviene en múltiples reacciones biológicas y bioquímicas que necesitamos para mantenernos saludables. Por ejemplo, participa en la creación de la energía que usan nuestras células, en el equilibrio del PH sanguíneo y también en el mantenimiento de venas, arterias, músculos y huesos.


El fósforo es obtenido a través de nuestra alimentación. Cuando comemos alimentos que contienen fósforo, el intestino lo absorbe en un 30 a un 100% dependiendo de su fuente y entra entonces en nuestro torrente sanguíneo. Los órganos encargados de controlar la absorción y utilización de fósforo en nuestro cuerpo son los riñones, el intestino, los huesos (en dónde se guarda la mayor parte del fósforo) y la glándula paratiroides mediante una serie de mecanismos muy complejos.


Las fuentes alimentarias más importantes de fósforo las encontramos en alimentos de origen animal y en alimentos industrializados ya que es añadido para agregar textura o como conservador (Vervloet and van Ballegooijen, 2018). Dado que el consumo actual de alimentos de origen animal y alimentos industrializados es muy alto, el consumo de fósforo en nuestra dieta es igual de alto.



¿QUÉ OCURRE CON EL FÓSFORO EN LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA?


Los riñones se encargan de reabsorber y eliminar el fósforo dependiendo de las necesidades de nuestro cuerpo para así mantener su equilibrio. Conforme avanza la enfermedad renal crónica se disminuye la función renal, y con esto la capacidad de eliminar el fósforo que no se necesita. Al no poder eliminarse, el fósforo comienza a acumularse en nuestra sangre (hiperfosfatemia), afectando gravemente diversas funciones del cuerpo.


¿QUÉ OCURRE CUANDO EL FÓSFORO SOBREPASA LOS NIVELES NORMALES EN NUESTRA SANGRE?


Como ya mencionamos la mayor parte del fósforo en el cuerpo se encuentra en los huesos. Esta reserva de fósforo se encuentra unida a las reservas de calcio. En la enfermedad renal los riñones no pueden mantener el equilibrio de los niveles de fósforo en nuestra sangre. Este desequilibrio afecta la excreción del fósforo y la reabsorción de calcio en los riñones. Entre las acciones que nuestro organismo toma para aumentar los niveles de calcio es liberar una hormona llamada hormona paratiroidea (PTH) la cual se activa cuando los niveles de calcio en sangre bajan, estimulando la excreción de fósforo por la orina, la liberación de la reserva de calcio que se encuentran en los huesos y su reabsorción en los riñones. Sin embargo, en etapas avanzadas de la enfermedad renal los riñones no responden a la PTH, la cual sigue sacando calcio de los huesos, pero este sigue siendo eliminado y el fosforo sumado a lo obtenido en la dieta, se sigue reabsorbiendo lo cual incrementa sus niveles en sangre (Stremke and Hill Gallant, 2018; Suki and Moore, 2016).


Con el tiempo este desequilibrio provoca (St-Jules et al., 2017; Suki and Moore, 2016)):

  • Que los huesos se desgasten y se debiliten, volviéndose más frágiles

  • Aumento en el riesgo de padecer eventos cardiovasculares

  • Calcificación (endurecimiento) de tejidos blandos como órganos, arterias y venas

  • Aumento de la mortalidad


¿QUÉ PODEMOS HACER PARA MEJORAR NUESTROS NIVELES DE FÓSFORO?


Lo primero y más importante es acudir con un nutriólogo especializado en enfermedad renal y a todas tus consultas medicas. El nutriólogo te ayudara a aplicar estrategias para reducir los alimentos ricos en fósforo.


El fósforo es un mineral que tiene una absorción es muy eficiente. Se absorbe aproximadamente:

  • Del 30-80% del fósforo orgánico (el que se contiene de forma natural en los alimentos)

  • El 100% del fósforo inorgánico (el que es adicionado a los alimentos)


Las principales fuentes de fósforo orgánico se encuentran en alimentos de origen animal y legumbres. Estos alimentos nos aportan también proteína, que son un nutriente importante en la nutrición de una persona con enfermedad renal. Por esta razón debemos de buscar diferentes estrategias para mantener tus niveles de fósforo controlados sin comprometer el aporte de proteínas, sobretodo en personas que están siendo dializadas.

Los alimentos industrializados pueden proveer del 10 al 50% del fósforo en nuestra dieta (Vervloet and van Ballegooijen, 2018). Los alimentos que comúnmente contienen fósforo añadido son:

  • Mezclas para preparar pasteles, galletas, hot cakes u otros postres

  • Comida instantánea como gelatina, salsas y dips

  • Comida rapida

  • Comidas enlatadas listas para comer

  • Comidas guisadas y congeladas que lleven carne

  • Refrescos de color obscuro como los de cola

  • Cereales de desayuno

Si vas a consumir algún alimento industrializado, procura leer la lista de ingredientes. Todos los ingredientes que incluyan la sílaba FOS contienen un aditivo con fósforo.

Los aditivos de fósforo más utilizados son:

  • Acido FOSforico

  • PoliFOSfato de sodio

  • PiroFOSfato

  • TripoliFOSfato de sodio

  • PoliFOSfato

  • FOSfato tricalcico

  • HexametaFOSfato

  • FOSfato trisodico

  • FOSfato dicalcico

  • FOSfato de sodio

  • FOSfato monocalcico

  • FOSfato tetrasodico

  • FOSfato de aluminio

  • FOSfato férrico

Otra estrategia es disminuir la cantidad de fósforo a través de algunas técnicas de cocina:


  • Hierve tus alimentos y NO ocupes el agua de cocción, ahí es donde suelen quedarse los minerales. Esto puede reducir el fósforo en un 35 hasta un 50% (St-Jules et al., 2017)


Por otro lado, tu medico podría indicarte unos medicamentos llamados quelantes del fósforo que ayudaran a disminuir su absorción en nuestros intestinos para que, junto con la dieta, se reduzcan los niveles de fósforo en sangre.


La alimentación es una pieza clave en el tratamiento de la enfermedad renal. Acude con especialistas para hacer lo que este en tus manos para mantener una buena calidad de vida.


REFERENCIAS

· St-Jules, D. E., Goldfarb, D. S., Pompeii, M. L. and Sevick, M. A. (2017) 'Phosphate Additive Avoidance in Chronic Kidney Disease', Diabetes Spectr, 30(2), pp. 101-106.

· Stremke, E. R. and Hill Gallant, K. M. (2018) 'Intestinal Phosphorus Absorption in Chronic Kidney Disease', Nutrients, 10(10).

· Suki, W. N. and Moore, L. W. (2016) 'Phosphorus Regulation in Chronic Kidney Disease', Methodist Debakey Cardiovasc J, 12(4 Suppl), pp. 6-9.

· Vervloet, M. G. and van Ballegooijen, A. J. (2018) 'Prevention and treatment of hyperphosphatemia in chronic kidney disease', Kidney Int, 93(5), pp. 1060-1072.

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