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Desayuno y rendimiento académico (cognitivo) en niños y adolescentes

Se sabe que tanto niños como adolescentes pueden ser más sensibles a los efectos de la ingesta de nutrientes por la mañana debido a su mayor requerimiento energético en comparación con los adultos (Sunram-Lea 2019; Hoyland et al. 2009). Por consiguiente, se ha investigado si el desempeño cognitivo de niños y adolescentes puede verse modificado en relación con la ingesta o no del desayuno.


Un aspecto importante por el cual el desayuno puede influenciar la capacidad cognitiva es el consumo de carbohidratos (ej. azucares y cereales), que al ser convertidos en glucosa en el cuerpo se convierten en la principal fuente de energía del cerebro (Sunram-Lea 2019; Hoyland et al. 2009). Niños y adolescentes tienen una mayor demanda energética durante el día, incluyendo la que requiere el cerebro para desarrollar sus funciones, por lo que la ingesta energética en un niño requiere ser más constante. Además, su mayor necesidad de horas de sueño aumenta su periodo de ayuno nocturno lo que en consecuencia puede consumir sus reservas de energía en forma de glucosa durante la noche, haciendo de la primera comida del día (desayuno) un momento importante para suministrar la energía que necesitan (Edefonti et al. 2017).


Dentro de los principales efectos de la ingesta del desayuno comparado con su omisión, se observa que se tiene mejor desempeño en parámetros de memoria y atención, mientras que la mejoría en términos de ejecución de actividades puede variar entre niños y adolescentes (Edefonti et al. 2017; Adolphus et al. 2013). Sin embargo, estos efectos positivos en el desempeño cognitivo de niños y adolescentes son realmente notorios principalmente cuando el estado nutricional se encuentra comprometido (como cuando existe una desnutrición) (Sunram-Lea 2019).


El hecho de que se observen mejorías importantes solo en un niños desnutridos y que existan variaciones en los resultados cuando se evalúan niños sanos, puede deberse a que un número considerable de factores como el contenido de carbohidratos, grasas y proteínas en el desayuno, horas de ayuno nocturno/sueño, tiempo entre la ingesta y la realización de actividades, cambios en los niveles de glucosa en sangre inducidos por la ingesta de carbohidratos/azucares simples o complejos y el estado de nutrición. Estos factores deben ser analizados para poder concluir que características debe tener un desayuno y bajo qué condiciones llega a tener un efecto notorio para mejora de la capacidad cognitiva (generalmente evaluada como académica) en niños sanos (Edefonti et al. 2017). Considerando lo anterior, se muestra que los alimentos ingeridos en el desayuno y estado de nutrición de los niños son factores que influyen su desempeño posterior a la ingesta de alimentos (Adolphus et al. 2016).


En conclusión, el efecto que tiene el desayuno en mejorar la función cognitiva horas después de su ingesta se ha visto en su mayoría en niños y adolescentes que tienen un grado o nivel de desnutrición (Adolphus et al. 2016; Adolphus et al. 2013). Sin embargo, se puede considerar que la ingesta de alimentos en el desayuno en niños y adolescentes ayuda a conseguir el aporte energético que requieren en un día, lo que favorecería el mantenimiento de un adecuado estado de nutrición (Edefonti et al. 2017; Rampersaud 2008), evitando así que se genere un grado de desnutrición que podría ser el punto inicial que afectaría la capacidad cognitiva en niños y adolescentes. Por tal motivo la ingesta habitual de un desayuno que incorpore variedad y sea de buena calidad nutricional es recomendable en niños y adolescentes (Adolphus et al. 2013). No obstante, hay que señalar que la frecuencia con la que los niños tienden a no querer desayunar aumenta conforme se acerca a la adolescencia (Rampersaud 2008), y aunque se debe considerar observar las causas, no desayunar ocasionalmente en niños y adolescentes bien nutridos que tienden a desayunan habitualmente, no representa un factor que pueda afectar su capacidad académica a corto plazo (Ioviono et al. 2016; Zilberter and Zilberter 2013).





Referencias


Adolphus, K., Lawton, C. L., Champ, C. L. and Dye, L. (2016) 'The Effects of Breakfast and Breakfast Composition on Cognition in Children and Adolescents: A Systematic Review', Adv Nutr, 7(3), pp. 590S-612S.


Adolphus, K., Lawton, C. L. and Dye, L. (2013) 'The effects of breakfast on behavior and academic performance in children and adolescents', Front Hum Neurosci, 7, pp. 425.


Edefonti, V., Bravi, F. and Ferraroni, M. (2017) 'Breakfast and behavior in morning tasks: Facts or fads?', J Affect Disord, 224, pp. 16-26.


Hoyland, A., Dye, L. and Lawton, C. L. (2009) 'A systematic review of the effect of breakfast on the cognitive performance of children and adolescents', Nutr Res Rev, 22(2), pp. 220-43.


Iovino, I., Stuff, J., Liu, Y., Brewton, C., Dovi, A., Kleinman, R. and Nicklas, T. (2016)

'Breakfast consumption has no effect on neuropsychological functioning in children: a repeated-measures clinical trial', Am J Clin Nutr, 104(3), pp. 715-21.


Rampersaud, G. C. (2009) ‘Benefits of Breakfast for Children and Adolescents: Update and Recommendations for Practitioners’, American Journal of Lifestyle Medicine, 3(2), pp. 86–103. doi: 10.1177/1559827608327219.


Sünram-Lea, S. I. (2019) 'Breakfast, Glycemic Index, and Cognitive Function in School Children: Evidence, Methods, and Mechanisms', Nestle Nutr Inst Workshop Ser, 91, pp. 169-178.


Zilberter, T. and Zilberter, E. Y. (2013) 'Breakfast and cognition: sixteen effects in nine populations, no single recipe', Front Hum Neurosci, 7, pp. 631.

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