De forma concreta no se tiene establecido un patrón especifico, pero se ha visto que, en un gran número de personas, su inicio se debe a la búsqueda de la salud total evitando a toda costa los riesgos de padecer alguna enfermedad, como una forma de controlar su vida. Aunado a esto, se presenta una constante comparación con otras personas sobre la apariencia física y estado de salud, factor que en la actualidad se ve influenciado por el uso de redes sociales y el deseo por mostrar el estilo de vida más saludable, y el cuerpo que mejor refleje esa idea de salud.
La comparación de la imagen corporal y estado de salud con el de otras personas, se vuelve un componente muy peligroso en el camino a desarrollar ortorexia, principalmente por el hecho de que siempre se podrá encontrar a alguien a quien considerar más delgado, más “Fit” o más saludable, lo que puede desembocar en una obsesión dirigida a la búsqueda de medios que puedan manipularse (ej. alimentación, actividad física o directamente su cuerpo), con tal de alcanzar un estándar de salud o imagen corporal.
Por último, cabe destacar que la línea que divide entre la búsqueda de hábitos saludables y la obsesión por verse y ser considerado saludable, es muy frágil. Probablemente a la fecha, los mayores motivadores que orientan a la gente a hacer cambios en su alimentación y actividad física, es el deseo por alcanzar una imagen corporal específica, y la moda que ha surgido alrededor del término “Fit” o “Fitness” que orilla a mucha gente, particularmente jóvenes, a involucrarse en temas relacionados con alimentación y ejercicio. Estos motivadores indirectamente pueden estar promoviendo un enfoque dirigido a ver nuestra alimentación y actividad física como simples herramientas o factores a manipular. Recordemos que comer y ejercitarse deben ser actividades placenteras de tal manera que puedan promover nuestra salud física y mental.
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